Alcachofas a la Giudia, Receta Romana Original

Primero limpia las alcachofas: deja un pequeño trozo de tallo adherido a las alcachofas y retira los pétalos exteriores más duros hasta llegar a los más claros y suaves. Elimina también la parte terminal de las hojas con las espinas y luego, con ayuda de un descorazonador, retira la barba interna.

Pela la piel exterior del tallo y luego frota toda la alcachofa con la mitad entera del limón. Mientras limpias las alcachofas, sumérgelas en un bol con agua fría en la que hayas exprimido medio limón.

Calentar abundante aceite en una sartén con lados altos, llevándolo a una temperatura de 150°. Mientras tanto, escurre las alcachofas del agua acidulada, sécalas muy bien con papel absorbente y luego viértelas en el aceite caliente, una a la vez, boca abajo.

Freír las alcachofas durante 8-10 minutos, si son más grandes tardaremos hasta 15 minutos, manteniéndolas completamente sumergidas en el aceite con ayuda de una espumadera. Luego escurrirlas y dejarlas enfriar boca abajo en un plato con papel absorbente para quitar el exceso de aceite (la primera fritura también se puede hacer el día anterior para el día siguiente, guardándolas en el frigorífico).

Proceder a la segunda fritura: calentar el aceite, llevarlo a una temperatura de 180° y volver a freír las alcachofas durante 1-2 minutos, manteniéndolas sumergidas con unas pinzas. Cuando las alcachofas estén doradas y crujientes las escurrimos del aceite y las colocamos en un plato cubierto con papel absorbente para quitar el exceso de aceite, luego las salamos y servimos calientes.